Cómo perdí trece kilos, sin ejercicio físico

L@s que me conocen, saben que, antes de quedarme embarazada, durante toda mi vida e sido un espagueti (como me decía mi madre)
Pero como toda mujer, durante el embarazo cogí bastantes mas kilos de los esperados, cuando a los ocho meses, vi que había aumentado veintitrés kilos, deje de pesarme...jajaja. En total calculo que cogería unos veinticinco kilos a mi muy pesar. 


En cuanto di a luz, me puse manos a la obra para recuperar lo antes posible mi cuerpo, o casi por completo, me quedé con trece kilitos extra.
La verdad que no es que pensara hacer un régimen estricto, ni mucho menos, pero sin darme cuenta obtuve nuevos hábitos alimenticios, y restringí otros que consideraba. 
Pues bien, decidí retirar de mi vida el azúcar blanco refinado, los dulces industriales y los lácteos en su gran mayoría. 
El azúcar lo cambié por panela, azúcar de caña integral, que al contrario de lo que se nos viene a la mente cuando escuchamos eso, no es el típico azúcar moreno, que te venden en los supermercados. Porque aunque nos suene a chiste, casi todas esas marcas, nos timan de lo lindo, vendiéndonos azúcar teñido. 
El verdadero azúcar antes de convertirse en blanco, es de color marrón, pero es súper pegajoso, y casi siempre lo encontraras que se vende en piezas como quesitos redondos, que deberás rallar para consumir. Ese es el verdadero azúcar de caña integral, y al contrario que cuando lo refinan, puedes obtener muchas vitaminas de éste. Y no tiene tantas calorías vacías. Ese era el motivo del por el cual empecé a consumirlo.
En vez de consumir leche de vaca, me hacía mi propia bebida de avena, y era lo que tomaba para el desayuno matutino. La avena tiene un alto contenido en fibra, lo que te hace ir al baño como un reloj, mejora tu transito intestinal, baja los niveles de colesterol en sangre y aporta muchas vitaminas.
Nada mas que con eso bajé mis trece kilos, ¿suena fácil verdad?

Pues al contrario, el primer mes fue algo molesto, soy de bastante comer, me encantan las porquerías dulces, y tuve que tener muchísima fuerza de voluntad. Parecía una yonki desintoxicándose de una droga dura, aunque suene a chiste...
Vagaba por los armarios de casa en busca de esa "dosis" que me haría sentir mejor. No podía parar de pensar en cosas dulces, me sentaba en el sofá y pensaba en hacer un bizcocho de chocolate, unas creps, magdalenas, galletas, flan... Era una locura...
Cada vez que sentía el "mono" tenía que ir a comerme una pieza de fruta, una manzana sin duda te llena el estomago, y su fructosa aplacaba mi ansiedad.
A si que empecé a hacerme  mis propios dulces de frutas, miel, y panela. Al cabo de un mes, por fin cesó toda mi ansiedad por el azúcar.
Si alguien me ofrecía un dulce , podía negarme tranquilamente, no se me antojaba nada, me sentía super bien conmigo misma. Y lo mas importante, estaba perdiendo peso.
Después de eso en alguna ocasión especial probaba algo de repostería industrial, y me sabía excesivamente dulce. 

Hoy en día, e dejado ese "metodo", ya me mantengo, claro está sin abusar de dichas cosas, pero me conformo con comerme una honza de chocolate diaria, el azúcar blanco no lo uso excepto cuando quiero hacer algún postre, que eso es de muy vez en cuando.

Espero servirles de ayuda, o haberos aportado ideas para sus dietas. 

No hay ninguna dieta estricta que sea efectiva al 100%, todo es a base de fuerza de voluntad, y sin duda, equilibrar una buena alimentación con algún antojo ;)

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